lunes, 26 de marzo de 2012

LOS HUÉRFANOS DE LA PÁGINA DE SUCESOS


Las muertes que yo escribo son invisibles, intocables, como esos silencios que pueblan los elevadores. 

A veces son muertes de temporada y se acaban cuando el asesino de moda decide vacacionar. Otras se elevan en los ratings, ya que desfila de por medio alguna jugada con aires de penal y es entonces que el cielo se llena de puños cerrados, gritos y banderas enfadadas. Pero la mayoría de las veces, se van por el caño junto con las esperanzas de justicia y conforme pasan los años, les crecen los expedientes hasta que llegan a ser casos invisibles. 

Debo admitir, no con cierta tristeza, que se pierden por falta de apellidos correctos. Al parecer los santos milagreros operan bajo jurisprudencias de alta denominación y no hay milagrito "que aflojen" si la cuenta bancaria no está "cachetona" primero.

Y dan pena los parientes y su cara de velorio incierto. Pasan por acá a la oficina con la misma pregunta "¿Ya?". Y no. Ese "Ya" está años luz de lograrse. A miles de sobornos de investigarse como se debe. 

Yo de verdad quiero ayudar...pero ¿que pasa si resuelvo por accidente un caso sin ayuda de mi supervisor? Muy mal visto. Sería relevado de mi campo por saltarme los procedimientos burocráticos y en resumen, "hacer ver mal al jefe".

Así que los muertos esperen. El vivo soy yo y necesito mantener el oficio para mi arroz y mis frijoles. Por mientras dejo que el archivero de casos perdido engorde. Dicen que ya viene de nuevo Jesús.  Que el le haga justicia a todos. 



lunes, 5 de diciembre de 2011

MANOS ARRIBA®

He decido dejarme el cabello largo y dejarme de afeitar la conciencia a raya. Quiero regresar a ser el vaquero citadino. El Don Nadie favorito de todos los Burlesques. El ensimismado buzo de autobus que se ocultaba detrás de la escafandra de un buen libro. Andar por la calle con mi circo y mis carruseles, el jeans roto, la  sombra con aroma a lluvia. Tener el paso bien pensado y tropezar con gracia malabarística para caer limpio e intacto, como lo hacía el primer James Bond.
Olvidar el uso del cuchillo y el tenedor y comerme la vida con las manos.  Llenarme la manos de su jugo y de su gracia. Dejar para otros la eterna batalla de los -quizás-. Concentrarme en la cosas importantes como los buenos consejos para los amigos y los -te amo- para la familia.
Sujetar el globo del enamora-miento y soltarlo sin remordimientos, para estrenar un globo de otro color cada día.  Quiero olvidarme de este papel de la vida seria.  Robar un banco. Salvar ballenas. Reírme el mundo. Quiero ser de todos.... y de nadie.

viernes, 18 de noviembre de 2011

SOÑÉ CON VOS

Leer escuchando> http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=sVaRHJn_dgM


Todavía hoy sueño con ella.
No como antes.
Apenas es una sombra.
Se abre o se cierra una puerta
y aparece ella.

-Éramos los de antes y ahora no somos los mismos-
-Qué pequeño es el amor, que grande es el olvido-

miércoles, 16 de noviembre de 2011

MORIR COMO CORDERO, SIENDO LOBO

http://www.youtube.com/watch?v=fTWfgmkJ3Mk

Con el inventario de pasos que daba en la calle, su parte ociosa se desmenuzaba en mendrugos de pan que dejaban un rastro invisible del bosque del trabajo  hasta la casa de galletas de un lugar lleno de luces de neón.

Mirarse así mismo en el espejo empañado del recibidor era una analogía de quién era el en ese lugar: un individuo sin rostro, como tantos que pasan por ahí. Esperar a la Mademe era lento y tedioso. Así que pensaba en el mar. El mar que a cada rato cambiaba de  páginas. El mar que era como un cofre azul que lo guardaba todo.

-Su habitación está lista- 

Dulces palabras de miel. Subir las escaleras con un pasito  de golpe de xilófono creando una extraña melodía al perderse cuartos arriba. Y luego. Luego mirar las curvas alquiladas darle fuego a las entrañas. Ver el techo de la habitación llenándose de querubines y sentir  La Gloria  abriendo su puertas doradas después de un grande y prolongado OOOoooooooooOOooooOOooOOOoOOoOoOOOoooooH.

Y luego nada. Después de que le habían dado la dicha inmensa, el reloj se la arrebata. Las horas han vencido y el debe regresar a su antigua piel de cordero. El traje de lobo se queda tras la puerta 27. Con ella: la innombrable y mil veces bendita.

Luego regresar... 

Regresar como un muñeco sin cuerda agitado dentro de la caja de  un autobús que lo conduce a la casa, al grillete, a la represión.  Mirar por la ventana como pasa el mundo mientras el se vuelve cada vez más cordero.  Pensar en el mar: grande, azul, callado y eterno. Soltar de nuevo el ancla y tratar de respirar el aire enviciado del "hasta que la muerte nos separe".

Y más tarde, cuando todos duermen, esperar un momento despierto a que el cuerpo recuerde lo del cuarto 27, para cerrar los ojos con una sonrisa en los labios, morir a la vida seria y entregarse a los sueños descabellados.

viernes, 4 de noviembre de 2011

DE BOLEROS Y OFICINAS

Leer escuchando este bolerazo: 


http://www.youtube.com/watch?v=C93ugMM8ecs



¿Y que se puede decir cuando el alma es un barco lleno de agujeros? Cierto que nos sentíamos peligrosamente cerca, pero había distancias sociales con nombres de terceros, con placas de puestos y organigramas empresariales. Pero las ganas estaban ahí abriendo sus pétalos de orquídea....



No éramos los mismos de ayer. Nuestros nombres habían mutado. Ya no eran “Felo” y “Mafe”. No. Ahora llevaban un Don y una Doña por delante. No por un asunto de edades, era más por el formalismo del estado civil.  Nos vimos, pero no como se ve la gente todos los días con esas miradas de cristal empañado. Nos vimos sin estos trapos que soportamos todos los días -es decir- nos vimos la cara y nos adivinamos desnudos.

Nuestras adolescencias transcurrieron en esa carrera de quitarnos -un poco- el uniforme y hacerlo como salvajes: apresurados y violentos. Nuestros recuerdos sabían a sal de nuestros cuerpos mientras compartíamos una soda y ahogábamos el silencio con lentas bocanadas de humo de nuestros primeros cigarrillos.

Luego. Luego ella se fue. Mudó de tierra, de intereses, de cara y de nombre. Paso de ser mi “Mafe” a ser solo mi “Ex” en esa larga hilera de “Exs” que cargamos todos antes de entrar a la Universidad.  Y así pasó el tiempo, con esa falsa ilusión de que no existe una segunda marea alta que nos vuelva a traer en medio de un mar de hormonas, aquel furor adolescente que se nos olvidó.

Pero llegó ella valija en mano, con las caderas más anchas, los pechos más grandes y con los mismos ojos de niña. Entró a mi oficina sustituyendo a un jefe que renunció. Desde la primera mirada, empezamos a agitar la cuerda de un viejo bolero, que temíamos cantar de nuevo juntos:

“…tengo miedo de quererte… por la distancia que veo en tus ojos, tu estás tan cerca de mí en todo momento…que ya no siento… mi corazón…”

Ya solos en la oficina, toqué su mano. La sostuve para ver si la quitaba. Y ella me respondió cerrando los ojos y abriendo sus pestañas como una ala de mariposa dormida. La ropa fue cayendo como quién le quita la cáscara a una naranja y el zumo de su sexo inundó tanto la habitación, que ya lo sentía en mi paladar.

Tuve que bajar. Necesitaba comprobar ese sabor a fruta que tanto me alimentó de joven. Y ahí estaba como un durazno recién salido de la lata, su dulce de conserva corría por mis mejillas y por mi candado.

Sus manos amasaban esos pechos blancos, donde ya coronaban dos cúpulas de fresa,  que se alzaban como banderas rojas que pedían escalar con los labios esas montañas.

Luego ese momento de gloria: ver sus piernas separadas, ver ese sexo afeitado y húmedo que palpitaba. Ver los diminutos vellos de sus espalda erizarse cuando mi pene comenzaba a abrir esas cortinas de carne.

Y ya adentro, sentir esa textura deliciosa que apretaba y cedía al mismo tiempo.  Ver esa mirada retorcida que daba ella cuando volteaba a verme con los labios abiertos y vencidos.

Ella. Encima mío. Con esa gloria de pechos sostenidos por mis manos. Con sus caderas de pistones subiendo y bajando, haciendo que los ríos se desbordaran en su cauce de carne de sombras grises.

Sus tobillos sobre mis hombros. El temblor de sus pechos con las arremetidas. Su cara roja como un volcán al que se le sale la lava por las comisuras de las nalgas. Ella, toda ella llenando la habitación con un grito que dejaba surcos en mi espalda.

Habíamos dejado de ser el empleado y la jefa, el señor y la señora.
Luego de tres meses de trabajar sin hablarnos mucho, ella me dijo con las mejillas llenas de azúcar :

-Felo-
y yo dije –Mafe-




lunes, 31 de octubre de 2011

PLUMA AL AIRE

Hoy andan sueltos los besos 
como pericos en el cielo. 
Sus colores bulliciosos van de rama 
en rama en el corazón y se columpian 
en los ojos como si fuera a llover rimel.

POSTAL DE CUBA



Sueño con un día donde los autobuses vuelan como pájaros sobre el tendedero de cables del atardecer.  Sueño con jirones de nubes que pueblan el suelo cuando repasas su figura almidonada con la gubia de los ojos. Sueño con dejar de pensar en el mañana, llenarme con la marea alta del HOY, mientras la arena de los deseos aún es tibia y húmeda. Sueño con Cuba, con su tumbao, con su son. Sueño con ella porque la conozco con los ojos de la sangre que me circula al ritmo del malecón.