La palabra justa en el momento correcto es esa clase de esgrima tan necesaria en la vida. Tener ese don de desarmar cualquier ofensa con una frase filosa que ponga su hoja de acero justo en el nervio que haga que le duela más al increpado. Lástimosamente las palabras son caprichosas y aveces llegan años luz después de los hechos. Otras, que con más sentido de puntería, salen de la lengua justo al blanco y detonan la ojiva atómica del cinismo bien colocado. Eso sí,cuando la habilidad del enemigo me desarme con una buena frase, no quedará más que quitarse el sombrero y aceptar que se ha perdido el duelo: al fin y al cabo, una buena esgrima, es asunto de caballeros.
1 comentario:
Deliciosa sensación cuando ese "touché" llega en el momento justo... Agobiante, desesperanzadora, arrepentida, cuando no es así.
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