lunes, 8 de agosto de 2011

AMOR DE NAUFRAGIO HUNDIDO

La quise porque mando este amor a dormir con los peces. Porque no hubo red de palabras que pudiera capturar su escurridiza figura de sirena. No era mía. Nunca lo fue. Su amor era el mar y entre olas y olas ella dejaba que su cariño se repartiera. Yo era el puerto de desembarque. El cielo anclado a tierra para recuperar fuerzas para de nuevo regresar a ese mar de números y cálculos que poblaba su cabeza.  La quise tanto, que nunca la quise cambiar. Sabía que después de las marejadas de horarios y los subterfugios de reuniones imaginarias, su dulce figura de agua salpicaría mi ventana y de nuevo...a soñar por momentos que éramos uno. Una noche después de la tormenta, se la llevó  la ola de un quizás.  Ya han pasado tres años y ni una carta en la botella ha tocado la orilla.
Yo sigo en el mismo puerto de siempre. Yo sigo queriendo de acá, hasta el infinito....

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