Salí de la casa por el camino empedrado con un discurso que sabía a victoria. Un discurso digno de darse a caballo y sosteniendo en alto una espada. Salí con la alegría enredándose con el viento, como un papalote que se va lejos, lejos, a lo alto. Salí con los pasos aprendidos, como si cada uno fuera una pista crucial en el caso que después revelaría el porque de mi modus operandi. Salí creyendo que el mundo podría estar de cabeza, pero que con mi talento circense, eso no era un obstáculo, si no un incentivo.
1 comentario:
Esperando a que publiqués más!
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